16/07/2024 La Nación - Nota - Opinión - Pag. 31

financiamiento educativo
Se abre una ventana, ¿podremos aprovecharla?
Diego M. Jiménez

Existen tres medidas de magnitud con relación a la medición del financiamiento educativo: la participación del gasto en educación dentro del total de las erogaciones/recursos del presupuesto de un gobierno (20/25% es lo deseable), el porcentaje del gasto educativo en el PBI (6% es deseable) y el gasto por alumno (promedio que surge de la división entre el presupuesto disponible en el área y la matrícula escolar).
Estos indicadores, por sí mismos (tampoco su combinación), no reflejan las dispersiones regionales de la matrícula escolar, las asimetrías entre las jurisdicciones y dentro de ellas, la eficiencia o no en la ejecución del gasto educativo; las ineficacias en el sistema educativo (la falta de comunicación/colaboración entre sus distintas áreas; la baja eficacia en el control de los procesos administrativos; la falta de claridad en la formulación de los objetivos de política educativa, por enumerar algunas posibles). Son, por tanto, mediciones necesarias, pero parciales.
El gasto por alumno refleja la posibilidad, el interés o la necesidad de aumentar su cantidad por diversas razones (tendencia demográfica o decisión política, por ejemplo), pero per se no indica su eficiencia, eficacia, como tampoco su equidad. Puede ser un indicador importante para proyectar gastos a la hora de planificar, pero tiene limitaciones.
En este sentido, los gastos en el área educativa se calculan con relación a los vigentes (presupuestos anteriores), porque en general hay un componente inercial en lo que se destina al sector, y eso constituye una limitante objetiva a la hora de su planificación. Otra limitación se encuentra cuando este gasto (por alumno) esta sobreestimado, incluyendo de esa manera sus ineficiencias en el valor resultante.
Inercia en su cálculo o sobreestimación de su cantidad son los talones de Aquiles de un indicador útil, pero parcial. Los tres indicadores señalados "aportan un marco referencial cuantitativo de fenómenos que tienen componentes cualitativos, que análisis más acabados deberían contemplar", explica el economista de la educación Alejandro Morduchowicz. Según un informe (Cippec-Observatorio de Argentinos por la Educación) recientemente publicado, la caída de la natalidad en la Argentina abre una oportunidad para el financiamiento de la educación. Sus autores (R. Rofman; M. Nistal; L.
Sáenz) plantean que el menor número de niños (dada la tendencia en la caída de la natalidad) liberará recursos que potencialmente pueden resultar en una mejora de la calidad y en los resultados de aprendizaje. Menos estudiantes en las aulas, docentes trabajando en pares pedagógicos o liberados para tareas de tutoría podrían tener efectos positivos en las aulas.
Como señala el informe, se abre una ventana de oportunidad con relación al financiamiento de la educación, al poder destinar más recursos por alumno. Eso será posible haciendo eficiente el gasto a la hora de asignar esos recursos (haciendo más con lo disponible).
Realizando, al mismo tiempo, un control de procesos y resultados esperados en función de objetivos trazados, siendo de este modo más eficaces. También, atendiendo las particularidades jurisdiccionales formulando políticas de adecuación que busquen disminuir las inequidades.
El gasto por alumno es un promedio y su mayor cantidad no necesariamente supone una mejora. Por otro lado, es importante enfocarse en el interior del sistema (en su administración), donde tradicionalmente los procesos, en general, tienen escasa o parcial evaluación, obturando la posibilidad de posteriores mejoras.
A pesar de lo mencionado, la oportunidad existe; ¿podremos aprovecharla?ß


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#85617008   Modificada: 16/07/2024 07:24 Superficie art�culo: 286.79 cm²
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