25/01/2024 Ambito Financiero - Nota - Economía - Pag. 6
Banco Central prevé para 2024 menos inflación y más crecimiento, pero hay dos focos de incertidumbre Nicolás Lussich nlussich@ambito.com.ar El Banco Central del Uruguay (BCU) divulgó importante información para configurar el escenario macroeconómico de 2024. Por un lado, la Encuesta de Expectativas Económicas muestra que la mayoría de los analistas esperan una recuperación de la economía tras un 2023 de escaso crecimiento. La mediana de las respuestas en la proyección de PBI lo ubican con una suba de 3,2%. A su vez, la Encuesta de Expectativas de Inflación marcó una baja importante en la proyección para este año, ubicándose la mediana en 6,05% (cuatro décimas menos que en el mes anterior). En ambos indicadores el equipo económico -y especialmente el Banco Central-, son más optimistas. Sobre el crecimiento, la autoridad monetaria plantea una proyección de 4% promedio para 2024 y 2025. Así surge del Informe de Política Monetaria (IPOM). El Central plantea que la economía mejorará luego del deslucido 2023, con una recuperación del agro y el sector energético (afectados por la sequía) y tendrá un impulso importante por la expansión del consumo, mientras la demanda externa aumenta de manera más moderada. En cuanto a la inflación, señala que la misma permanecerá dentro del Rango Meta del 3 a 6% en el lapso que determina el Horizonte de Política Monetaria (HPM), esto es 24 meses hacia adelante (años 2024 y 2025). Días atrás en la reunión del Comité de Coordinación Macroeconómica el equipo económico planteó una proyección de inflación de 4,9% para este año, lo que marcaría un nuevo mínimo en casi 20 años. Este escenario mejorado para 2024 tiene dos incertidumbres. Por un lado, la situación fiscal: el déficit consolidado del Estado está en 4,2% y, dado que 2024 es año electoral, hay dudas fundamentadas de que tenga una corrección sustantiva. Desde el gobierno se argumenta que era esperable un aumento del déficit por los efectos negativos que se dieron en 2023 (sequía, crisis argentina) pero que este año la economía mejorará y el déficit bajará. Pero más allá de una recuperación de los ingresos, el gasto ha tenido un fuerte aumento real (en especial por el aumento en el gasto salarial) y parece difícil que eso se corrija, en especial en un año de elecciones. Competitividad El otro punto de incertidumbre es la competitividad. El propio IPOM establece que hay una brecha cambiaria del 13%, entre el tipo de cambio actual (efectivo) y el de fundamentos (el nivel en el que debería estar de acuerdo a los fundamentos actuales de la economía), lo que habitualmente se define como "atraso cambiario". Y es posible que dicho atraso también esté entre las causas del pobre desempeño de 2023. Parece claro que el aumento del poder adquisitivo en dólares de los uruguayos fue una de las causas del aluvión de gasto que desplegaron en el exterior (principalmente en Argentina), con el consiguiente impacto negativo en el consumo local y en la actividad comercial. Y como en macroeconomía todas las variables están atadas, este efecto cambiario seguramente está incidiendo en el déficit, pues el menor consumo local genera menos recaudación; más allá de este "desvío" de gasto hacia el exterior, la propensión a consumir bienes importados en el mercado local no disminuye, pero la recaudación asociada al consumo de esos artículos (en su mayoría nominados en dólares) no avanza en términos reales, como sí lo ha hecho el gasto. A modo de ejemplo, las ventas de vehículos 0 km marcaron un máximo histórico, pero la recaudación del IMESI de automóviles se mantuvo en pesos corrientes, es decir, bajó 4,9% en valor real. Con salarios reales al alza y atraso cambiario, el gasto público sube por encima de los ingresos del Estado y el déficit aumenta. El asunto quedó exacerbado por la crisis argentina y -lógicamente- Uruguay no puede definir su política económica en base a los bamboleos del vecino. Pero hay consecuencias de eso desmadres, que no pueden soslayarse. Menciones: ejesbancos 64sf
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